Puedo nombrar muchas ventajas que tiene vivir en una casa por sobre hacerlo en un edificio de departamentos. Pero no es la idea de éste post deprimir a todos aquellos que alguna vez disfrutaron de un patio con césped verde y plantas de todos los colores, y que ahora, si tienen suerte, escupen a los transeúntes desde el 10º “B”.
El objetivo de esta reflexión(?) se centra en las denominadas (y nunca bien ponderadas, claro está que por mí, que soy quien escribe esto) “charlas de ascensor”.
Quién no ha sufrido un interminable minuto dentro de ese pequeño cubículo junto a alguien que, si por uno fuera, no existiría en éste mundo?
Desde “Hasta las pelotas” les daremos algunos “tips” para evitar estos momentos incómodos con gente no deseada (vale la pena aclarar que estos consejos son para las personas que viven en los departamentos, y no para aquellos que son visitas, ya que éstos últimos van a subirse al elevador con el dueño de casa, o en su defecto con algún familiar de éste).
Tip nº 1:
Retrase todo lo posible su entrada al lobby en caso de ver gente (especialmente señoras de más de 50 años) en el mismo.
Cómo lo puede hacer?
Finja atarse los cordones. Haga como si fuera a mandar un mensaje de texto. Atienda un llamado ficticio, o simplemente cruce la calle para “saludar a un familiar”.
Si esto no le funcionó, y la señora sigue en la misma posición, usted no tiene otra alternativa que entrar.
Cuál es el siguiente paso?
Lo cierto es que una vez traspasada la frontera de la puerta de entrada no queda mucho por hacer. Luego de varios sin sabores, comprobé que la mejor forma de escaparse de las manos de los silencios incómodos es la siguiente:
Tip nº 2:
Cuando a uno le preguntan: “subís?”, hay que responder: “si, pero por la escalera. Estoy intentando bajar unos quilitos”. Esto les va a servir solamente si son personas que tienen una panza prominente como yo, o si son deportistas y argumentan que es parte de su entrenamiento diario.
Esto es todo lo que puedo hacer por ustedes, espero que les sea útil…
Así está el país…
El objetivo de esta reflexión(?) se centra en las denominadas (y nunca bien ponderadas, claro está que por mí, que soy quien escribe esto) “charlas de ascensor”.
Quién no ha sufrido un interminable minuto dentro de ese pequeño cubículo junto a alguien que, si por uno fuera, no existiría en éste mundo?
Desde “Hasta las pelotas” les daremos algunos “tips” para evitar estos momentos incómodos con gente no deseada (vale la pena aclarar que estos consejos son para las personas que viven en los departamentos, y no para aquellos que son visitas, ya que éstos últimos van a subirse al elevador con el dueño de casa, o en su defecto con algún familiar de éste).
Tip nº 1:
Retrase todo lo posible su entrada al lobby en caso de ver gente (especialmente señoras de más de 50 años) en el mismo.
Cómo lo puede hacer?
Finja atarse los cordones. Haga como si fuera a mandar un mensaje de texto. Atienda un llamado ficticio, o simplemente cruce la calle para “saludar a un familiar”.
Si esto no le funcionó, y la señora sigue en la misma posición, usted no tiene otra alternativa que entrar.
Cuál es el siguiente paso?
Lo cierto es que una vez traspasada la frontera de la puerta de entrada no queda mucho por hacer. Luego de varios sin sabores, comprobé que la mejor forma de escaparse de las manos de los silencios incómodos es la siguiente:
Tip nº 2:
Cuando a uno le preguntan: “subís?”, hay que responder: “si, pero por la escalera. Estoy intentando bajar unos quilitos”. Esto les va a servir solamente si son personas que tienen una panza prominente como yo, o si son deportistas y argumentan que es parte de su entrenamiento diario.
Esto es todo lo que puedo hacer por ustedes, espero que les sea útil…
Así está el país…
jaja. Muy bueno el 2 tip. = banco a las mayores de 60 q suben conmigo en el ascensor.
ResponderEliminar