Todavía hay gente que condena la planificación en el fútbol. En el partido que hoy el Barcelona de “Pep” Guardiola le ganó 1 a 0 al Real Madrid de Pelegrini pudimos ver dos formas de jugar al balompié: un equipo que apostaba a esperar un poco más, salir de contra, y anular a los jugadores creativos del otro conjunto, y el otro que pretendía plasmar su juego lleno movimientos ofensivos que generaban espacios para atacar a una defensa que se encontraba muy bien parada.
No hace falta aclarar cual es cual…
Pero tampoco me malinterpreten. No es que el Barça bailó al Madrid. El equipo de la capital española tuvo sus chances, que si no eran cortadas por Puyol o Piqué, eran detenidas por Valdés. Sin embargo, estas posibilidades parecían ser consecuencia de la casualidad. Jugadas que hilvanaban un par de buenos pases y que terminaban en una situación de riesgo que no podía ser definida.
En cambio, los catalanes entraron a la cancha con una idea que fue completamente anulada por los merengues en el primer tiempo. Guardiola se dio cuenta de esto, y en el comienzo de la segunda etapa Ibrahimovic entró por Henry. Este cambio le dio una nueva perspectiva al ataque del Barcelona, y con pocos minutos del sueco en la cancha el local puso el 1 a 0 en la pizarra.
El hombre de más con el que contaba el Madrid, consecuencia de la expulsión de Sergio Busquets por doble amarilla, lo obligaba al equipo visitante a salir a buscar el partido.
A pesar de haber una clara intención por parte de los blancos de primero empatar y luego ganar el partido, se siguió viendo a un conjunto de individualidades que nunca tuvo la real posibilidad de la igualdad.
En la mayoría de los equipos de nuestro país (tanto en la selección como en los de primera) se juega más parecido al Madrid que al Barcelona. Conjuntos que apuestan a que uno de sus pocos jugadores de ataque se iluminen y los ayuden a meter un gol, para luego colgarse del travesaño y rogar que a los delanteros rivales no se les prenda la lamparita y les empaten. Porque si la igualdad llega, tendrían que salir a buscar otro gol, y me parece que no muchos saben como se hace eso…
Así está el país…
No hace falta aclarar cual es cual…
Pero tampoco me malinterpreten. No es que el Barça bailó al Madrid. El equipo de la capital española tuvo sus chances, que si no eran cortadas por Puyol o Piqué, eran detenidas por Valdés. Sin embargo, estas posibilidades parecían ser consecuencia de la casualidad. Jugadas que hilvanaban un par de buenos pases y que terminaban en una situación de riesgo que no podía ser definida.
En cambio, los catalanes entraron a la cancha con una idea que fue completamente anulada por los merengues en el primer tiempo. Guardiola se dio cuenta de esto, y en el comienzo de la segunda etapa Ibrahimovic entró por Henry. Este cambio le dio una nueva perspectiva al ataque del Barcelona, y con pocos minutos del sueco en la cancha el local puso el 1 a 0 en la pizarra.
El hombre de más con el que contaba el Madrid, consecuencia de la expulsión de Sergio Busquets por doble amarilla, lo obligaba al equipo visitante a salir a buscar el partido.
A pesar de haber una clara intención por parte de los blancos de primero empatar y luego ganar el partido, se siguió viendo a un conjunto de individualidades que nunca tuvo la real posibilidad de la igualdad.
En la mayoría de los equipos de nuestro país (tanto en la selección como en los de primera) se juega más parecido al Madrid que al Barcelona. Conjuntos que apuestan a que uno de sus pocos jugadores de ataque se iluminen y los ayuden a meter un gol, para luego colgarse del travesaño y rogar que a los delanteros rivales no se les prenda la lamparita y les empaten. Porque si la igualdad llega, tendrían que salir a buscar otro gol, y me parece que no muchos saben como se hace eso…
Así está el país…
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