En la décima edición de estos intentos de resumen/análisis de lo que ocurre en el torneo ya se empezará a hablar de cruces de segunda ronda, y eso siempre está bueno. Argentina va con Méjico y Uruguay con Corea del Sur en los primeros partidos definidos de octavos de final.
La definición del Grupo A fue lo más lógica posible, si nos atenemos exclusivamente a los rendimientos de sus integrantes en los encuentros. Uruguay fue el mejor de los cuatro, y un paso por detrás estuvo Méjico. Sudáfrica fue más de lo que esperaba, y el pésimo desempeño de Francia no me sorprendió para nada en ninguno de los tres partidos.
El enfrentamiento entre mejicanos y uruguayos no prometía ser interesante, y sin embargo lo fue. Desde el principio se pudo ver a los dos equipos plantados en la cancha como más les gusta a sus técnicos: Uruguay defendiendo bien y dejándole la pelota a Méjico, que necesita la tenencia del balón para elaborar su juego ancho y vertiginoso.
Me sorprendió la inclusión de Cuauhtemoc Blanco desde el principio, no sólo porque está fuera de estado, sino porque además le quita la verticalidad y la velocidad que caracteriza al equipo de Vasco Aguirre. Pero más allá de eso, los norteamericanos pudieron controlar la pelota.
Justamente ahí estuvo la clave. Uruguay, a diferencia de Méjico, no precisa de la pelota para crear peligro. Les bastó con una contra que empezó con un pase de Forlán a Cavani, y siguió con un centro del jugador de Palermo para Suárez que cabeceó y metió el primero. Atentos a las cifras de Luis Suárez: jugó sesenta partidos esta temporada (en todas las competiciones) y convirtió la impresionante ¡¡53!! Goles. Gracias al delantero de Ajax la celeste se fue tranquila al vestuario.
En el comienzo del segundo tiempo, y con los dos equipos concientes de la victoria parcial de Sudáfrica sobre Francia (que estaba con diez), Méjico empujó un poco más. Pero estas ganas duraron hasta que se enteraron que los europeos habían descontado. A partir de allí siguieron intentando, pero con un poco más de cautela ya que no les convenía que los de Tabáres metan otro de contra. Al final fue
El otro par de partidos fue a las 15.30. En el primer turno había alternado un poco entre los encuantros, pero siempre con la prioridad para Uruguay – Méjico. Pero en el de Argentina ni siquiera toqué el control remoto hasta que terminó la primera parte, que fue muy similar a lo que esperaba.
No era previsible un cambio radical en la mentalidad de Grecia, y no lo hubo. Ni siquiera cuando sabían que estaban siendo eliminados del Mundial dejaron de defenderse con diez jugadores. Realmente me dio lástima Samaras, un buen delantero que hizo lo que pudo ante un inseguro Demichelis y un firme Burdisso.
Obviamente que las dos líneas de cuatro con un volante en el medio iban a ser complicadas de vulnerar, pero la selección nunca perdió la cabeza. Esa paciencia suele desaparecer cuando un equipo no está convencido de sus ideas. Pero Argentina siempre mantuvo su convicción de intentar jugar por abajo, y aprovechar los movimientos de los delanteros para quebrar a los defensores griegos.
Fue fundamental el trabajo de Verón un poco tirado a la izquierda (como en Estudiantes). También fue bueno lo de Messi que siempre tuvo a un jugador o dos pegados a su espalda. El primer tiempo terminó con una Argentina superior, pero que no pudo marcar.
El segundo empezó con un cambio interesante en lo táctico. Messi se fue un poco más arriba y hacia la derecha, y ahora era Agüero el que venía a buscar la pelota para jugar con Verón. En la segunda parte también mejoró el trabajo de Clemente Rodriguez sobre la izquierda, que fue una salida contante para todas las jugadas que iban por ese lado.
La defensa cerrada reclamaba un equipo ancho. Así lo entendió Maradona, y metió a Di María por Maxi para que se junte con Clemente y con Agüero en la izquierda. Las conexiones entre el de Benfica y el de Estudiantes fueron buenas, y complicaron a los europeos.
El gol nuevamente llegó de una pelota parada. Demichelis le ganó a su marcador, pero su cabezazo fue frenado por Milito. El ex River agarró el rebote y la metió en el techo del arco. Está bueno que él haya sido el autor del gol, porque le va a devolver un poco de la confianza que se notó le faltaba.
A partir del
Un párrafo aparte quiero dedicarle a Javier Pastore. Acepto que es mi debilidad del plantel de Maradona, y me parece que a Diego también le encanta. Cuando entró me puse contento porque estaba convencido de que se iba a entender a la perfección con Messi, y así fue. Lo de Pastore fue muy interesante, y más si tenemos en cuenta que recién estaba jugando su segundo partido con la celeste y blanca.
Pero el ingreso del jugador de Palermo no lo pienso con los ojos puestos en Sudáfrica. Yo ya me estoy imaginando a Javier y a Lío haciendo todo tipo de desastres en Brasil 2014. Ojala el ex Huracán siga creciendo en Italia, porque puede llegar a ser un gran jugador este muchacho.
De Martín no tengo mucho para decir. No soy su más grande admirador. Pero aún como tal lo respeto muchísimo, y me puso muy contento que haya metido el segundo. Todo lo que se pueda escribir de él ya lo han escrito, así que simplemente disfrutémoslo.
Y de la misma manera que tenemos que disfrutar a Palermo, a Messi, a Pastore, a Verón y a tantos más, tenemos que disfrutar a éste equipo. Porque cuando una Selección supera las expectativas, lo mejor es sentarse y observar.
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