Arsenal no pudo con Fulham, y los de
Wenger se quedaron con las ganas de lograr su sexta victoria
consecutiva en la Premier. Fue 1 a 1, y un partido demasiado parecido
a varios de las últimas temporadas cuando Fábregas estaba
lesionado: Fulham no tuvo ninguna intención de atacar, se defendió
con diez jugadores todo el partido, se encontró con un gol de pedo
(en contra de Vermaelen), e intentó aguantar el resultado. Por
suerte, Vermaelen se redimió y empató con un gran cabezazo.
Después del partido, Wenger puso al
partido por la Champions del miércoles como un factor determinante
para la poca profundidad, pero resaltó que no era una excusa, sino
que una explicación. Lo cierto, es que el equipo pareció aquel de
la temporada pasada, antes de que Fábregas pudiera jugar, que tuvo
la pelota, pero no supo qué hacer. No hubo ningún jugador que
pudiera resolver lo planteado por Fulham.